
Las baldas flotantes son una de esas soluciones que transforman cualquier espacio sin necesidad de grandes reformas. Su diseño funcional y estético aporta ligereza visual, orden y un toque de calidez natural, convirtiéndolas en una pieza versátil y atemporal.
A diferencia de las estanterías convencionales, las baldas sin herrajes a la vista se integran con naturalidad en cualquier estilo decorativo —desde el minimalismo más puro hasta los interiores rústicos o contemporáneos— aportando equilibrio y armonía visual.
En nuestro taller diseñamos y fabricamos dos modelos únicos de baldas flotantes:
Luma, de líneas suaves y elegantes, ideal para ambientes modernos.
Natura, con un carácter natural y orgánico, perfecta para espacios que buscan resaltar la textura y esencia de la madera maciza.
Ambos modelos están pensados para convivir con el día a día, ofreciendo una combinación equilibrada entre resistencia, estética y durabilidad.
Cada balda se entrega con los herrajes adecuados según el tipo de pared (ladrillo, hormigón o pladur), garantizando una instalación segura.
En superficies sólidas, pueden soportar hasta 30 kg.
En paredes de pladur, más de 15 kg, dependiendo siempre de la longitud y profundidad de la balda.
En todos los casos, aseguramos una resistencia sobrada para su uso cotidiano: desde colocar libros y plantas hasta emplearlas como mesitas de noche o estantes decorativos.
La instalación de nuestras baldas flotantes de madera es rápida, precisa y apta para cualquier persona con herramientas básicas. Solo necesitarás un metro, un taladro, una broca del diámetro adecuado y un nivel de burbuja o láser.
Marca una línea horizontal a la altura deseada con el nivel.
Coloca la plantilla incluida sobre la línea y marca los agujeros.
Perfora la pared con la broca correspondiente.
Inserta los tacos y fija los herrajes ocultos.
Desliza la balda hasta que quede firme y nivelada.
Disponibles desde 20 cm hasta 200 cm de largo y con una profundidad máxima de 30 cm, nuestras baldas se adaptan a cualquier estancia o necesidad decorativa.
Las baldas flotantes de madera maciza son mucho más que un soporte: son una forma de expresar orden, estilo y personalidad.
Coloca sobre ellas plantas, libros, fotografías o piezas artesanales, y transforma cualquier rincón en un espacio con alma.